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Estrés postparto, un peligro oculto para madres jóvenes

El nacimiento de un hijo suele celebrarse como un milagro, una etapa de alegría y plenitud. Sin embargo, detrás de las fotos perfectas en redes sociales y los mensajes de felicitación, se esconde una realidad poco visibilizada: el estrés postraumático postparto (TEPT-PP), una condición que afecta a un número significativo de mujeres, especialmente a madres primerizas a corta edad, convirtiéndose en un peligro para su salud mental y física.

¿Qué es el TEPT-PP y por qué es un riesgo para las madres jóvenes? El TEPT-PP es una reacción psicológica severa que se produce después de un parto percibido como traumático. No se trata simplemente de la tristeza postparto («baby blues») que es común y transitoria.

El estrés postparto involucra síntomas como: revivir el parto una y otra vez a través de pesadillas o flashbacks, evitar lugares, personas o situaciones que recuerden el parto. También ocurre estar constantemente en alerta, con dificultad para relajarse y sentimientos de culpa, vergüenza, ira o desesperanza.

Las madres primerizas jóvenes son particularmente vulnerables porque, a menudo, carecen de la experiencia, el apoyo y la preparación emocional necesarios para afrontar un parto complicado. La falta de información, el miedo al dolor, la soledad y las complicaciones médicas durante el parto pueden aumentar significativamente el riesgo de desarrollar TEPT-PP. Además, la presión social y la idealización del rol materno pueden dificultar que estas jóvenes busquen ayuda, sintiendo que no deben «quejarse» o que son «malas madres».

Un parto traumático puede incluir: partos muy largos y dolorosos, complicaciones médicas graves para la madre o el bebé, sentimientos de pérdida de control o de haber sido tratada con falta de respeto.

Si no se trata, el TEPT-PP puede tener consecuencias devastadoras para la madre, el bebé y la familia. Aumenta el riesgo de desarrollar una depresión más grave. Dificultad para conectar emocionalmente con el bebé. Estrés que interfiere con la producción de leche y aislamiento social y conflictos con la pareja.

Es crucial que la sociedad, los profesionales de la salud y las familias estén atentos a los signos de estrés postraumático postparto y ofrezcan el apoyo necesario.

Preparar a las futuras madres para los diferentes escenarios posibles durante el parto y brindarles herramientas para afrontar el dolor y el estrés es de suma importancia. Además, asegurar que el personal médico trate a las madres con empatía, respeto y les brinde información clara y honesta sobre su situación.

Una vía factible es buscar ayuda de un terapeuta especializado en trauma, como la terapia cognitivo-conductual (TCC) o la desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR).

El TEPT-PP es una realidad que no debemos ignorar. Al visibilizar este problema y brindar el apoyo adecuado, podemos ayudar a las madres jóvenes a superar este trauma para que puedan disfrutar plenamente de la maternidad. Es fundamental recordar que buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino un acto de valentía y amor propio.