Un estudio recientemente publicado en la Revista Cubana de Endocrinología tuvo como objetivo determinar la sensibilidad, especificidad y valor predictivo positivo de las manifestaciones clínicas para diagnosticar el hipercortisolismo endógeno.
Los autores desarrollaron una investigación descriptiva, transversal, en dos grupos de pacientes. El grupo I estuvo conformado por 65 pacientes con hipercortisolismo endógeno y el grupo II (comparación) por 75 pacientes con sospecha clínica de hipercortisolismo endógeno a los que se les descartó la enfermedad. Se determinaron los valores de sensibilidad, especificidad y valor predictivo positivo para el diagnóstico de hipercortisolismo endógeno de cada síntoma y signo por separado, así como para las combinaciones de tres manifestaciones clínicas; además se realizó una regresión logística binaria para identificar las combinaciones de sintomatologías que mejor predicen la presencia de hipercortisolismo endógeno. Se consideró diferencia estadística significativa con p ≤ 0,05.
La mayoría de los síntomas presentó una sensibilidad inferior al 45 %. La circunferencia de la cintura fue el único signo que mostró alta sensibilidad (76,9 %), baja especificidad (28,6 %) con valor predictivo positivo de 42,0 %. Cuando se presentan dos o tres de estos signos: rubicundez, cara de “luna llena” e hirsutismo la posibilidad de tener hipercortisolismo endógeno es 75,4 %, con valor predictivo positivo de 71 % y, cuando no están presentes la probabilidad de no tenerlo es de 77,5 %.
Las conclusiones destacan que la combinación de sensibilidad, especificidad y valor predictivo positivo de los síntomas y signos de forma aislada no predice el diagnóstico de la enfermedad; sin embargo, la presencia de dos o tres de los síntomas y/o signos tiene una elevada sensibilidad y valor predictivo positivo para el diagnóstico del hipercortisolismo endógeno. Las combinaciones que mejor predicen la posibilidad de tener un hipercortisolismo endógeno son: piel fina, edema y acné; cara de “luna llena”, hirsutismo y rubicundez, así como “giba de búfalo”, hematomas y estrías.