Bastará una sola de sus virtudes para ser recordado y amado, pero José MartÃ, caÃdo en combate el 19 de mayo de 1895, hace 130 años, en Dos RÃos, tuvo tantas que eso explica hoy porqué sigue siendo el faro de luz iluminador del pensamiento y la toma de conciencia de los cubanos y al mismo tiempo su Héroe Nacional.
Poeta y periodista desde la adolescencia, fue también revolucionario y polÃtico, a favor de la independencia de su tierra natal desde edad temprana.
Llegó a Dos RÃos, desde su muerte sitio sagrado para sus connacionales,  después de su retorno a la Patria desde el 11 de abril anterior, para implicarse de lleno en los combates de la Guerra Necesaria organizada por él tras 15 años de exilio en Estados Unidos.
A quienes por aprecio le aconsejaron no ir a la guerra directa, por ser hombre de letras y polÃtico y no soldado, les aclaró que iba a cumplir enteramente con su deber, puesto que habÃa sido el evocador de esa campaña libertaria.
Antes de que las balas enemigas lo derribaran del caballo en su primer y último combate fue ascendido al grado de Mayor General del Ejército Libertador, en la finca La Mejorana, con la anuencia del GeneralÃsimo Máximo Gómez y del Titán de bronce, Antonio Maceo, lugarteniente general.
La arrancada de la nueva epopeya de los cubanos se produjo el 24 de febrero de 1895, pero los jefes solo pudieron llegar a Cuba dÃas después, a inicios de abril.
En los campamentos incluso se hablaba de José Martà como presidente de la futura Cuba libre, aunque él preferÃa que lo identificaran como delegado del Partido Revolucionario Cubano, esencial en la movilización que hizo realidad la campaña, y en tanto sà tenÃa claro cuál era la nación a fundarse una vez lograda la soberanÃa.
La vÃspera de su partida fÃsica en carta inconclusa a su entrañable amigo mexicano Manuel Mercado, le confesó haber trabajado en secreto y a conciencia para impedir con la libertad de Cuba la expansión de Estados Unidos por América. Y asà lo seguirÃa haciendo.
Esa declaración irrefutable sigue siendo clarinada iluminadora para sus coterráneos de hoy y de siempre.
El poeta, ensayista, escritor y periodista José Martà tenÃa gran reconocimiento por su obra intelectual, que incluyó labores como profesor y diplomático en varios paÃses de América. Todo ese quehacer, el cual sin duda amaba, lo dejó para entregarse por entero a la causa de la independencia cuando creyó llegado el momento.
Sin contar el dolor sufrido ante las incomprensiones de su madre, doña Leonor Pérez, y su progenitor, don Mariano MartÃ, asà como de la que fuera su esposa, Carmen Zayas Bazán.
A pesar de ello, perviven joyas de su creación como los Versos sencillos, Versos libres, el poemario Ismaelillo, dedicado a su hijo José Francisco, y la Edad de Oro. Se le considera padre del movimiento poético modernista, valoración discutible todavÃa, pero que tiene fundamento.
También perduran el ensayo Nuestra América y sus valiosos testimonios en el periodismo como las Crónicas norteamericanas y la Sección Constante del periódico venezolano El Nacional.
Su extensa papelerÃa que incluye discursos, documentos y cartas a familiares y amigos, compilada en Las Obras completas, es monumento de sabias enseñanzas en múltiples vertientes, que lo muestran además con grandes dotes filosóficas sin tener ese oficio.
Organizar la guerra necesaria fue la tarea número uno de su vida, por propia voluntad en los últimos años, e hizo un trabajo duro y titánico en medio de sus modestas condiciones rayanas en la pobreza en ese obrar en tierra ajena, donde además se le vigilaba y perseguÃa.
Tomó el batón dejado años atrás por los padres fundadores y para cumplir la enorme faena fue fiel hasta el sacrificio y el desgaste de su salud, bajo los principios de su honradez, siempre fortalecido y hasta dichoso y lleno de felicidad en la vÃspera de su despedida final. Por eso también fue llamado Maestro y Apóstol de la Independencia.
Hoy sus compatriotas amplÃan y hacen más hermoso el monumento que precisa el lugar de su muerte, de cara al sol, en Dos RÃos, llano cercano al municipio de JiguanÃ, en la hoy provincia Granma.
Y hacen más, lo recuerdan desde las actividades y lecturas escolares, que pretenden conocerlo de manera tan múltiple y profunda como fue su existencia. Disfrutar de sus poemas, aprender de sus luces polÃticas y humanas están entre sus objetivos.
Se comprometen diariamente con él tratando de seguir su pensamiento para mantener una Patria soberana, con todos y para el bien de todos.