El Alzheimer es un padecimiento que a pesar de ser una de las demencias más comunes en el mundo aún está rodeada de falsos estigmas y desconocimiento por gran parte de la población.

Para Cuba, uno de los países más envejecidos de la región y con mayor esperanza de vida en las Américas aumenta el riesgo de que cada vez sea mayor el número de personas con posibilidad de padecer este trastorno progresivo.

Si bien incide con mayor frecuencia en los adultos mayores, no es exclusivo de esta etapa de la vida. Por esta razón como sociedad debemos prestar atención a aquellas señales de alarma que pueden indicar alteraciones en el desarrollo de nuestros allegados porque entre más temprano se inicie el tratamiento a los afectados será mucho más favorable la evolución y calidad de vida de los pacientes.

Los primeros síntomas evidencian deterioro de la memoria como olvidos de actividades o acciones recién ocurridas, seguidos por cambios en la personalidad, actitudes distintas, alucinaciones continuas y alteraciones del lenguaje; de ahí que sea recomendable que los familiares se conviertan en la principal fuente de apoyo de los enfermos.

Es cierto, no se ha encontrado cura definitiva para el padecimiento, pero hay actividades que pueden retrasar su aparición, entre las más efectivas se hallan desarrollar hábitos de vida saludables como reducir el consumo de grasas saturadas, ingerir verduras, frutas y granos en la alimentación diaria y la realización de actividad física con frecuencia.

Hoy es un reto social articular estrategias comunicativas y preventivas, para sensibilizar a la población sobre las principales manifestaciones clínicas e impacto social de esta enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo.