Entre los meses de junio y agosto es común el paso por parte del Caribe de una nube de polvo del Sahara, el desierto más grande del mundo, ubicado en África. De ahí que resulte esencial que la población conozca las afectaciones a la salud que este evento puede provocar al reflejarse una baja calidad del aire y aumentar la contaminación.

Ante este fenómeno pueden aparecer síntomas de irritación en los ojos, garganta, nariz y piel, así como manifestaciones respiratorias. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el peligro que genera está relacionado con el contenido de bacterias, virus, esporas, hierro, mercurio y pesticidas presente en este polvo.

Cuando ocurren las tormentas, dichas partículas pueden afectar a la población sensible a cuadros alérgicos respiratorios, en especial aquellos que padecen asma, fibrosis pulmonar, neumonía o cáncer.

Las autoridades sanitarias sugieren usar nasobucos, espejuelos, ingerir abundantes líquidos, vestir ropa fresca y evitar la exposición innecesaria a esta contaminación, sobre todo las personas mayores, mujeres embarazadas, niños y pacientes con enfermedades respiratorias crónicas.

Si bien este fenómeno se desprende desde la región del Sahel, es común desde hace varios años que se presente en el Caribe, propiciado por el registro de altas temperaturas y bajas presiones en el norte de África.

Las condiciones anteriormente mencionadas llegan a generar desprendimientos de aire cálido y polvo que viaja por el Océano Atlántico hasta llegar a la Mayor de las Antillas. Entre sus principales efectos sobresalen la presencia de atardeceres y amaneceres con tonalidades rojizas debido a la dispersión de los rayos solares por las partículas de polvo.

La presencia del polvo del Sahara además de ser perjudicial para la salud también afecta a los ecosistemas terrestres y marinos, así como a las cosechas de arroz, caña de azúcar, frutas y legumbres.