Sencilla y barata, la prueba del Centro de Investigación Príncipe Felipe podría entrar en la clínica en el primer trimestre del año entrante.
La saliva, según diferentes estudios científicos publicados en las últimas semanas, es una firme candidata para el diagnóstico de la COVID-19 porque su recolección es mínimamente invasiva y ha mostrado una sensibilidad comparable a los hisopos nasofaríngeos.
En este contexto, profesionales del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF), de Valencia, han desarrollado un nuevo test de detección del SARS-CoV-2 a partir de muestras de saliva, un procedimiento fiable, económico y no invasivo y que permite detectar infecciones en estadios muy tempranos o con baja carga viral. Además, la metodología usada por los investigadores del CIPF no requiere de la purificación de ARN.
Según explica Enric Esplugues, jefe del Laboratorio de Inmunología Molecular y Celular del CIPF y uno de los investigadores que lidera el equipo COVID-19 del centro, “el test de detección de ARN del SARS-CoV-2 a partir de muestras de saliva se basa en un proceso molecular similar al de las pruebas de PCR (RT-qPCR). La diferencia es que se ha buscado simplificar, reducir costes y rebajar la presión sobre las cadenas de suministro”.
Destaca dos aspectos cuando se compara el nuevo test con el de PCR (reacción en cadena de polimerasa), de muestras nasofaríngeas: “El primero es que se ha eliminado el paso de extracción de ARN del virus y, en un solo paso, se inactiva el virus y directamente se procede a la realización de la RT-qPCR”. El segundo aspecto es la mejora de la reacción de PCR y, para ello, se han elegido para amplificar regiones del genoma específicas del virus que ya se conocen y están altamente expresadas en las células infectadas por el SARS-CoV-2 (regiones concretas del virus pertenecientes al 3’UTR, al gen E, al N y en regiones internas del ORF1a).
“El resultado que se consigue con estas dos mejoras es un test con una fiabilidad similar al test PCR de muestra nasofaríngea, pero partiendo de muestra de saliva”, remarca Esplugues. Para el desarrollo y validación inicial del test se han utilizado muestras de pacientes COVID-19 positivos y de individuos control y se ha comparado con otros métodos parecidos ya aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), como el test SalivaDirect desarrollado por la Universidad de Yale.
Los resultados obtenidos con el nuevo test son similares a estas pruebas, con una fiabilidad por encima del 94 por ciento y con una alta sensibilidad. “El test es capaz de detectar hasta 5 copias del genoma del virus por microlitro de saliva”. Actualmente, está en fase de validación y “para ello vamos a contar con la colaboración de varios hospitales de la Comunidad Valenciana”. Si todo transcurre según lo esperado, el test del CIPF podría entrar en la clínica en el primer trimestre de 2021.
Cribados masivos
Este tipo de test, según estudios recientes, permite realizar más pruebas a más personas en menos tiempo, siempre con el objetivo de cortar las cadenas de contagio. La directora del CIPF, Deborah Burks, considera que es una forma de avanzar con las pruebas de cribado, incluso a gran escala: «Es un método muy apto para niños porque se adapta bien a un programa de cribado masivo, puesto que se pueden emplear muestras colectivas. Es posible además detectar pacientes de COVID-19 en estadios muy tempranos o con cargas virales bajas con resultados comparables a las pruebas de PCR a partir de muestras nasofaríngeas», añade Burks.
Asimismo, otra ventaja muy importante de emplear muestras de saliva para realizar las pruebas PCR es que minimizan la interacción física de los profesionales del sistema sanitario con posibles personas infectadas. El propio paciente puede tomar su muestra y entregarla en su centro de salud dentro de un recipiente cerrado y de forma segura. Además, al ser no-invasiva no supone ningún dolor ni molestia, algo que puede facilitar una mayor participación en programas de rastreo.
Metabolismo e inflamasoma El Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) está acreditado por el Instituto de Salud Carlos III para realizar test de PCR diagnósticos de la covid-19. Su equipamiento e instalaciones, el personal altamente cualificado y sus niveles de bioseguridad permiten llevar a cabo las pruebas PCR con garantías.
Además del análisis de muestras y otros desarrollos, el CIPF mantiene diversos proyectos de relevancia respecto al virus. Francisco J. Iborra, jefe de Laboratorio de Ruido Biológico y Plasticidad Celular, junto a Fernando Almazán (CSIC), llevan a cabo un estudio sobre las modificaciones que induce el SARS-Cov-2 en el metabolismo celular. Los virus, cuando infectan, modifican el metabolismo celular en su beneficio, para optimizar su crecimiento y expansión.
“Si descubrimos dianas metabólicas, podremos actuar de manera farmacológica, impidiendo o al menos interfiriendo en la progresión de la infección», señala Iborra. «Usando dicha estrategia, hemos identificado varias dianas del metabolismo energético. Ahora estamos estudiando si la alteración de los niveles de expresión de las enzimas identificadas es esencial para detener o frenar el curso de la infección. Si los resultados fueran positivos, alcanzaríamos la última fase del estudio, que consistiría en estudiar fármacos que interfieran en el metabolismo que catalizan dichas enzimas”. Estos estudios serían validados con modelos animales (ratones humanizados con el gen humano ACE2), “que serían infectados con el virus», añade el investigador.
Por su parte, el Laboratorio de Terapias Dirigidas en Cáncer e Inflamación, dirigido por Mar Orzáez, estudia el papel que desempeñan en la activación del inflamasoma las distintas proteínas que conforman el virus. Este grupo investiga las estrategias farmacológicas que resultarían más adecuadas para inhibir la inflamación inducida por el virus. «Es ya un hecho demostrado que la activación del inflamasoma ocurre en pacientes graves de la COVID.19 y existen evidencias que relacionan la magnitud de su activación y su progresión durante la hospitalización con la evolución clínica del paciente», señala la investigadora del CIPF.