A nivel mundial, la hemorragia obstétrica constituye la primera causa de morbilidad y mortalidad maternas; su forma de presentación más común es el sangrado posparto.
Se señala que, a cada minuto, en alguna parte del mundo fallece una mujer a causa de las complicaciones durante el embarazo, el parto y el puerperio; sin embargo, la mayorÃa de estas muertes son evitables.
Cada año, la pérdida de sangre en el periparto se presenta en unos 17 millones de mujeres. Esta elevada incidencia se relaciona de manera directa con la mortalidad materna. En el caso especÃfico de Cuba, dicha entidad es más frecuente también en el posparto inmediato.
El incremento de la hemorragia obstétrica provoca una gran sobrecarga en los bancos de sangre y permite apreciar, en los salones de parto, la cantidad de sangre en paños de campos, batas y dispositivos de recolección, lo que constituye una evidencia suficiente para considerar la obstetricia como una disciplina sangrienta.
La tragedia que se presenta ante una emergencia obstétrica por hemorragia exige la coordinación precisa del equipo de salud; por tanto, la disponibilidad de mensajerÃa, transporte, hemoderivados y la experticia del equipo multidisciplinario son premisas necesarias para realizar un diagnóstico precoz y una intervención temprana, las cuales se condicionan, además, al empleo adecuado de los tiempos de la emergencia. Estos son elementos clave para preservar la vida de la madre.
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